sábado, 9 de agosto de 2008

Como me gusta el olor del napalm por la mañana

Por fin fuimos a cortar la cinta, fue un desastre, el cruising en obras y de capa caida, hierros y socavones entorpeciendo la expedición, además 4 gatas que ni siquiera estaban en celo. Total que decidimos centrarnos en la brisa marina que corría y esperar el bus, porque fuimos en bus. El de ida nos dejó tirados porque decidió que iba completo y al mirar la pantallita informativa ponía que faltaban tan solo 47 minutos para el siguiente. Les puse una denuncia claro. Mientras estabamos esperando el último de vuelta, de camino a la parada, ¡zas! la poli nos para y nos pide la documentación. Majas pero pesadas, total que justo nos identifican y hacen sus llamadas, corriendo que llegaba el bus, pero la parada estaba muy lejos y por arte de magia o porque quería lo que quería el conductor paró fuera de parada y nos preguntó si subiamos. Estaba bueno no, lo siguiente y el autobus vacio, eran las 2 y media de la mañana y bueno podría inventarme que montamos un numerito pero no, el único numerito que nos dimos fue el del móvil. Yo no pienso llamar, soy Leo así que ya sabéis.

Al día siguiente a la playa del otro cruising, La niña muerta, aquí ya no tengo palabras, la playa con dos locas en perlas que nos hablaban sin parar de sus tiempos pasados como travestis de gira por toda España y parte del extranjero, entre eso y el calor, la cabeza como un bombo. Me fui al lio y del que yo quiero no hubo mucho pero de otro si. Una rumana, chapera supongo y su amiga la mora me pedían un euro para el bus en inglés, yo me hice la sordomunda y decían "con una patada en la boca vuelve a hablar seguro", se largaron y de repente voló una piedra hacia mi. La sangre no llegó al rio. Volví a la playa y de camino la policía otra vez y sí, me volvieron a pedir el DNI, me siento superprotegido en esta isla y de paso les dije que fueran a buscar a los de la piedra y lo hicieron.

A la vuelta, en el bus claro entre otras lindezas dos borrachas de sangría por lo menos eructando y pisando a la gente con chanclas, insoportables, al salir, como yo estaba justo en la puerta le hice la zancadilla a uno de ellos que se dio un morrazo que me quedé muerta, porque creía que solo iba tropezar un poco, pero no, fue ostión.

Sigo sin carnet, se ve que el universo no quiere que conduzca este verano, Jorge llega esta tarde a ver si vamos a por unos cócteles a nuestra terraza secreta, mientras aguantando el calor y aqui en casa aprendiendo a mover los muebles.

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